top of page

MÁS ALLÁ DEL LABORATORIO


La magnitud de la figura de Carl Sagan es incuestionable, y con el 20 aniversario de su muerte las

ideas que enmarcaron su pensamiento avivan en nuestra memoria el recuerdo de luchar por todo aquello que mantiene encendida la llama del conocimiento científico. Carl Sagan fue un astrónomo, astrofísico, cosmólogo, escritor y divulgador científico estadounidense. Un hombre que encarnó la visión intelectual del siglo XX, y defensor supremo de las causas sociales movidas por el conocimiento. Por su trabajo de divulgador científico, Sagan fue una figura pública reconocida a nivel mundial: Su serie “Cosmos”, su creación de programas televisivos y libros de ciencia para todo público, instruyó a generaciones completas en el arte del saber movido por la sagrada curiosidad.



Dentro de sus valiosas obras, tanto escritas como audiovisuales, “El Mundo y sus demonios” encierra en cada una de sus letras la esencia de un hombre ejemplificado y un modelo científico que vale la pena analizar con firmeza. El libro está compuesto por 25 capítulos, cuatro de los cuales fueron producidos en conjunto con su esposa Ann Druyan, además de incontables agradecimientos y referencias, recopilados y escritos a lo largo de diez años. Cada oración soportó y se nutrió de una incesante crítica, y algunos capítulos se desarrollan en base a artículos publicados en Parade, The New York Times y The Washington Post, lo que deja vislumbrar desde la creación propia del libro la idea fundamental del pensamiento científico: la constante revisión y confrontación de las ideas.




La obra posee un desarrollo cronológico admirable, los primeros capítulos brindan al lector las herramientas necesarias para comprender las ideas enunciadas en el texto, siempre manteniendo un tono serio, con carácter y rigor fundamentado, que dan peso y valor a cada argumento redactado. Al final del mismo, el lector debe cuestionar y replantear cuestiones tan apremiantes en su cotidianidad como la educación, la política y la sociedad. Las ideas centrales están presentes a lo largo de todo el compendio, y conforme se adhieren más peso a sus afirmaciones, la enseñanza que busca plasmar en el lector toma forma.


En este libro se muestra el verdadero Carl Sagan, no el modelado por los medios de comunicación; un hombre de ciencia en totalidad, que se plantea con seriedad la desmitificación de creencias populares carentes de pruebas y busca con el rigor del escepticismo comprobar de manera contundente los temas que se plantea. Un hombre que exalta la fascinación por la naturaleza y la apertura a las nuevas ideas, expresando: “Hay que tener la mente abierta, pero no tanto como para que se te caiga el cerebro”. Se reitera en innumerables pasajes la destrucción de una falacia popular cuando argumenta: “La ausencia de prueba, no es prueba de ausencia” e ínsita una constante revolución social basada en el conocimiento verdadero, donde los ciudadanos se planteen con severidad y escepticismo el análisis de la información que se les presenta, argumentando fielmente que: “La ciencia y la democracia están íntimamente relacionadas”. Desmiente todos los tabús en el entorno científico y contradice los argumentos que desvirtúan la ciencia, además de exponer de manera prolija la vida de científicos de la talla de Maxwell, con el objetivo de inspirar.


Con preocupante regularidad la labor de divulgador científico es duramente cuestionada por los productores de conocimiento, atribuyendo que aquellos científicos que buscan dar a conocer los conceptos e ideas propios de la ciencia no son lo suficientemente buenos como para producir los suyos. Y este estigma, conjunto con el estereotipo orgulloso, apático y socialmente deficiente del científico común, enuncian todo aquello que Carl Sagan logró subyugar.


Es por ello que es necesario a través de la lectura de “El mundo y sus demonios”, y demás obras de este brillante científico, revivir la esencia de la ciencia aplicada a la sociedad, y la defensa del conocimiento producido solo para conocer, adquiriendo las herramientas suficientes para enfrascarnos en la lucha que anhela liberarnos de la oscuridad que nos rodea.

También te gustaría:

La onceava dimensión

La gravedad te trajo aquí, y de un agujero negro nadie escapa.

bottom of page